Estas fechas, como siempre, paso unos días en mi ciudad natal, León, en compañía de mi familia y de viejos amigos. Como siempre que vuelvo aquí, me fijo en los cambios: han cerrado estos negocios, han abierto estos otros, han arreglado estas calles y estas otras siguen tal cual las recuerdo de mi infancia (véase c/ Pablo Flórez). Entiendo que las señas de identidad, esas que se enarbolan como banderas a la hora de reclamar derechos patrios, ya sean histéricos o históricos deben permanecer inalteradas, al menos durante 10 años. Y en esta mi patria chica, una de las peculiaridades más arraigadas, sin desmerecer otras (quizás de mayor importancia, pero más objetables) son las tapas que ofrecen los bares gratis junto con la consumición. Se puede objetar: ¡eso es irreverente! qué es eso de reducir los sagrados principios de la patria a una tradición tan superficial. A quién argumente esto, le responderé: abre un bar en León que no de tapa y ya me contarás. También se puede arguir, con más tino, "esta costumbre no es exclusiva de León". Cierto. Pero lo que no he encontrado en otro sitio son las horas de "vigencia" de las tapas y la preponderancia de la patata entre las opciones. Respecto al horario, es posible tomar una tapa a la 1 de la madrugada e incluso más tarde, algo inconcebible en otros lares (aún pagando).
Así pues nos queda la patata como signo de identidad. Son muchos los bares que la ofrecen y son variadas las formas de preparación. Por citar unos pocos lugares tenemos:
- Mesón la Patata en el Húmedo (con ese nombre,¿qué cabía esperar?).
- Avenida, en el húmedo con su distintiva salsa amarilla ¿heredada del Racimo?
- Ribera, al lado del colegio leonés
- Flechazo en el húmedo
- También en el húmedo, el Gaucho, como alternativa a las clásicas sopas de ajo
- El Patatín en c/Renueva, un sitio dónde he visto a la gente renunciar al jamón serrano y esperar por las patatas.
- And last but not least, casa Blas donde la patata es un producto casi monotemático. Sirven pocos tipos de bebida: mosto, cerveza, butano (una especia de gaseosa de naranja) y vinos bastante malos. Y únicamente una comida: patatas, picantes o sin picar.
Por supuesto que no son los únicos, ni mucho menos, pero no es mi intención ser exhaustivo, me guío únicamente por preferencias personales. Habrían entrado en la lista de estar abiertos el Monterrey y el mini bar, pero hace ya mucho tiempo que tales locales pasaron a ser historia.
Pues nada, cedo amablemente esta idea a todos cuantos quieran reivindicar la identidad leonesa, tomen nota gente de Conceyu Xoven (www.conceyu.net) y otras asociaciones. A falta de implantación real del llionés entre las gentes del lugar (no nos engañemos), hay que buscar otras peculiaridades a fin de llevar a buen puerto la segregación de León, y quién sabe, la recreación del marco político medieval.
Por último, que nadie menosprecie la importancia del citado tubérculo, las malas cosechas de patatas a mediados del siglo XIX tuvieron una importancia capital en la historia de USA y de Irlanda.
PD. Ya he conseguido colocar la foto. Lo que me ha costado....
7 comentarios:
La carbonera de Sama
dicen que tá silicosa
Tantu tiempu ente'l carbón,
si lo tá nun se-y nota.
Munchos años rebuscando
los costeros nel vagón
y la maniega que tien
ye pa recoyer carbón.
Nun te quexes, carbonera.
Nun te quexes, rebuscona.
Trabayando al aire llibre
nun puedes tar silicosa.
* * * * * * * * * *
Carbonerina de Sama
que pañes carbón na vía,
la to carina amusgada
¡ai que pena vente ansina
Jesús, no me toques los tariles¡¡
Un blog poético, nos ha jodido.
Tan pronto poético como inapropiado o facha.
Bien, que sepas que me interesa tanto tu día a día como la poesía de Kavafis.
eso sí, los temas que yo trato pueden no gustar. Lo reconozco. Puede que no sean graciosos ni siquiera los mejores. Pero son los míos.
Gracias por leerme. Yo ya sabes que te leo desde que te pusiste a funcionar.
Con un par de vinos y unas tapas, son poéticas hasta las papas.
No se hagan mala sangre, que es navidad.
Es verdad lo de los vinos malos. El secreto mejor guardado del barrio húmedo es que los vinos que servían normalmente eran horrendos. En los´últimos tiempos, como éramos más finos, pedíamos un Rioja. Te olvidaste de la patata de La Esquina, donde pedíamos el butano (allí llamado champán) y esperábamos ávidos la tapa. Alguno como Javi el rata, pedía para sí la patata de un compañero de barra desconocido.
Mr JJMJ no se me ponga Vd. así. Simplemente, la entrada era poética y yo no tenía la mente (lunes)para publicar algo a la altura, pero quería dejar un comentario. No debe ser considerado como un reproche sino como un elogio, ya que considero su prosa superior a la mia.
Mr, Heptafon. Yo no me enfado y menos con usted. Me encanta tener amigos como usted, poderosos y listos, porque así no soy hipócrita al contar lo mucho que valen.
Por cierto, lo del vino, como dice Ventura ( in inglis, Bencha), era espeluznante. Tan horrendo como para permitir la emergencia y cohabitación con el mosto, el butano o el cubo.
A fecha de hoy, el bar Seaki que veo desde la ventana de la leonesa casa de mi madre se ha llevado por delante cualquier otra oferta: con un mísero corto de cerveza te caen unas patatas con salsa amarilla, una "almóndiga" y dos o tres calamares. Tan de gratis que León se ha convertido como sugiere Erchus en una ciudad muy pero que muy "paseable".
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