Siguiendo los sabios consejos de Don't, hoy he visitado el pabellón de Mies Van der Rohe en Montjuïc. Siempre me ha gustado la arquitectura. Incluso en mis paseos por los rincones aparentemente más anodinos de Madrid, Barcelona u otras ciudades menos cosmopolitas, me he sorprendido admirando algún detalle, alguna idea perdida o incluso algún edificio completo.
Pero esto es diferente. Algo tan simple como un edificio con 10 paredes de mármol y varias más acristaladas. Que sólo cuenta con dos estancias, una de ellas dedicada a biblioteca y la otra con el escueto mobiliario de 4 banquetas y dos butacas. También tiene un pequeño jardín y dos estanques. Con una estatua en uno de ellos. Y tienen razón el lema del lugar: menos es más. Con tan escasos elemontos Mies trazó un laberinto de planos con juegos de luces y sombras. Jugando con la luz y los espacios. Hice unas 40 fotos y di la importancia debida a lo que vi en el museo de la Bauhaus el mes de diciembre pasado. Las maquetas y fotos cobraron vida y demostraron ser mejor escenario que lo que prometían los documentos que las describían.
Muy recomendable.
PD. Hora era de cambiar un poco el chip después de tanto viaje en tren. La foto no es mia, cuando pueda la sustituiré por alguna propia.
3 comentarios:
No me comenta nadie. Tendré que meterme con los psiquiatras para tener audiencia.
No hace falta. Ese edificio es fascinante, sobre todo si se contrasta con el que le queda encima (el museo del románico catalán), que fue el pabellón de España en aquella exposición. Van der Rohe sabía por dónde iba a a ir el futuro.
Por cierto, el edificio no es el auténtico. Está reconstruido.
del 1983 al 1986 concretamente y diré que los precios por visitarlo son un poco abusivos (3,5 €) pero los pagué a gusto.
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