Citas.

"La vocacion del politico de carrera es hacer de cada solucion un problema. "
Woody Allen

"La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnostico falso y aplicar después los remedios equivocados."
Groucho Marx

"la política es demasiado importante como para dejarla en manos de los políticos profesionales"
Varios autores

miércoles, mayo 16, 2007

Interrail (9) Venecia.



Retomo de nuevo el relato del viaje interminable. Tardaron 30 días en completarlo y casi 30 años en contarlo. El otro día, por cierto, me comentó Ángel que él sí que había escrito algo (casi) todos los días, por lo que sus contribuciones son siempre bienvenidas. De momento, he robado una foto de su fotoblog para ilustrar esta entrada.

Recordemos.
Habíamos terminado nuestra estancia en Florencia. La siguiente ciudad de la lista era Venecia, entonces simplemente fuimos a la estación de Florencia y consultamos los horarios. Nos limitamos a escribir en el librito las estaciones y adelante. Así de fácil era. En alguna ocasión llegué a rellenar los nombres de las ciudades con una bolígrafo que pedía al revisor cuando solicitaba los billetes. Demasiado fácil. Cuando llegamos al albergue no había plaza para esa noche. No se nos había pasado por la cabeza que eso pudiera suceder. En esa tesitura, Ángel reservó las dos noches siguientes y yo una. Pero todavía quedaba una cuestión pendiente: ¿dónde pasábamos esa noche?. En este punto del relato me surge un problema: algunas situaciones soy incapaz de situarlas en el tiempo mientras que otras no. Tiraré por la calle de en medio, empezaré por una crónica diaria, y relataré después el resto, es decir, casi todos mis recuerdos de la ciudad.



Fuimos a la estación para dejar las mochilas en la consigna y consultar los horarios de trenes nocturnos. El horario Venecia - Milán cuadraba: salíamos a medianoche hacia Milán a donde llegábamos a las 4 am, acto seguido cogíamos un tren de vuelta a las 4.20 con lo que volvíamos al punto de partida a las 9 aproximadamente. Solucionados los problemas de intendencia, nos dirigimos a callejear por la ciudad. En la plaza de San Marcos nos encontramos con David y Alejandro y de ese encuentro recuerdo una foto, una de las que más vi de las que se tomaron, una foto de grupo en blanco y negro a la orilla de un canal. Onda pesquera romerales la tenía puesta en la habitación que compartíamos del colegio mayor.



Por la noche nos tocó viaje de ida y vuelta en tren (ver arriba la prueba). Habíamos oido hablar de los carteristas de Venecia, nos habían advertido especialmente acerca de la estación de trenes, y teníamos un poco de paranoia metida en el cuerpo. Recuerdo llevar la cartera colgada al cuello por debajo de la camiseta y prendida a ella con un imperdible. Era lo suficientemente ingenuo como para pensar que un carterista iba a probar suerte con un mochilero teniendo a mano docenas de americanos ejerciendo como tales. Pero no eran los únicos peligros, como veremos.


El viaje transcurría sin novedad, todos acomodados en un compartimento, cuando Don't, con un sueño más ligero que los demás despertó al notar luz en la cara: le estaban apuntando con una linterna. Poco después, alguien abrió el compartimento y enfocó los portaequipajes. Don't, de forma instintiva, se incorporó. El iluminador apagó la luz y cerró la puerta, con lo que nos despertamos el resto. Tras unos minutos en los que, entre las brumas del sueño, Don't nos contó la situación, oímos gritos femeninos en idioma extranjero (esto es, no italiano) tres o cuatro compartimentos más allá. Evidentemente, los aspirantes a ladrones lo habían vuelto a intentar.


Sin más sobresaltos llegamos a Milan y, de alguna manera, conseguimos abordar el tren correcto, tarea cuasi-heroica para cinco adormilados viajeros en una estación desconocida (y bastante grande) con un margen de tiempo muy limitado, de la media hora teórica, por mor de los retrasos, nos quedamos en unos 10 minutos. No conseguí dormir nada en la segunda parte del viaje, con lo que tras 4 horas mal dormidas amanecimos de nuevo en Venecia. Ángel y yo aún teníamos el consuelo de poder dormir al día siguiente en un albergue... Pero no hay que olvidar que estábamos a finales de julio, hacía calor, y al sueño y el cansancio se unían una sensación de suciedad después de pasar toda la noche vestidos en unos vagones no especialmente confortables. Recuerdo especialmente las amargas quejas que a tal respective profirió con, quizá, excesiva reiteración Carlos, lo que nos hizo recordarle que no era el único que padecía tales avatares del infortunio viajero.

to be continued.


PD. Angel, que no se diga, no sólo hago propaganda en los enlaces de tu fotoblog sino que lo utilizo en las entradas.
PPD. No se cuando voy a acabar esto, pero vamos en el día 29 de julio y el viaje acabó el 21 de agosto....

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Venecia = latas de sardinas. Y quizá también de foiegras Mina.

heptafon dijo...

don't, eso viene luego.

Ángel dijo...

Recuerdos nítidos: la de la mano que quería alcanzar las bolsas colgadas del portaequipajes y la del paseo por la estación de MIlán, con el saco por encima.

Anónimo dijo...

Cabrones, qué bien lo pasasteis. Nosotros también lo pasamos bien en Benidorm con Isaías Maiso. Por cierto, vaya putada ese nombre con ese apellido. Igual que mi paciente Águeda Guedes o la genial actriz Peta Topano.

Anónimo dijo...

O quizás así llegó a la escuela con los diptongos aprendidos.

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