Y volvemos a Venecia. En la segunda noche nos separamos, mientras Angel y yo descansábamos en la relativa comodidad de un albergue abarrotado, las tres unidades restantes de nuestro grupo socializaban en la estación de Venecia, que era punto de reunión de los mochileros que no habían encontrado mejor alojamiento. Allí conocieron a una pareja de (por entonces) yugoslavos (ahora serían croatas). No me llegó el nombre del maromo, pero si de la chica, Melita. En aquella época, Yugoslavia era la excepción del bloque comunista, hasta el punto que se permitían viajes a Viena para un concierto de Bowie o esa misma escapada a Italia. No creo que durmiesen mucho, porque a las 6.00 am eran desalojados por los carabinieri, supongo por aquello de la imagen, 200 personas metidas en sacos en la estación estorban bastante y no lucen bien.
Despues de esa segunda noche, nuestro grupo volvió a dividirse de otra manera: Angel se quedó una noche más y el resto nos fuimos a Riva di Garda, aunque sólo fuese para que los hermanos y Carlos durmiesen al fin en una cama.
Hasta ahora no he contado nada de Venecia, más que aproximaciones circunstanciales. Sucede, entre otras cosas que no recuerdo si tal situación aconteció el primer, el segundo o el tercer día.
De hecho, lo más notable es que consiga recordar algo. Tengo imágenes de los laberintos de callejuelas y la riada de turistas que recorría los caminos más conocidos. Saliéndose de éstos, las posibilidades de perderse aumentaban pero los turistas disminuían exponencialmente. En una de estas excursiones, jugamos un partidillo de fútbol con unos ragazzi locales, en una recóndita plazuela.
Recuerdo que el olor de los canales, sobre el que nos previnieron, no era especialmente desagradable. Una de las fotos más memorables del viaje, quizá por ser una de las dos o tres que llegué a ver, muestra a los hermanos don't y onda pesquera romerales comiendo un bocata de jamón al lado de un canal. Este acto hubiese sido bastante desagradable caso de ser verdad los rumores sobre lo nauseabundo de los canales. No obstante, uno de los miembros de nuestra expedición intentó aportar su granito de arena al olor del canal meando en una pared al lado del mismo. Al percatarse de este acto, un gondolero que pasaba por hizo honor a la proverbial habilidad para el grito de los italianos en general y los gondoleros en particular con un ¡piu guarro! espectacular. Afortunadamente, sólo nosotros y los de la góndola estábamos en el canal.
PD: la foto es cortesía del fotoblog de Angel. Visítelo y no se pierda su foto diaria.
12 comentarios:
No entiendo por qué el post anterior se llama "la razón".
Loia tienes que leerlo seguido junto con el principio del post:
la razón ... de mi estancia
quiero decir: la razón () de mi viaje a León. Fue, en concreto el bautizo de este bebé, mi sobrina. Me gustó la foto y la decidí colgar.
muchas cenquius, ahora lo entiendo todo, además explicas quién era la niña, que tampoco lo sabíamos.
Veo que le has cogido el tranquillo a las cenquius loia.
No recordaba haber dormido tanto y tan bien en Venecia, pero sí me acuerdo, y mucho del partido de futbol y de la paliza que les dimos a los italianos.
Para vengar la humillación del mundial de naranjito.
¿Seguro que el bocata no era de sardinas?
Creo que era el último resto del mítico jamón que llevabais Tu ehermano y tu. Por cierto, si seleccionas la etiqueta de abajo del post "interrail" tendrás todo lo que he escrito sobre el tema y sólo eso.
pues mira que acordarte sólo del nombre de melita???????sospechoso me parece, aunque creo que esas vacaciones fueron estrictamente culturales o me equivoco? con lo formal luces.......
Aunque no sea el sitio mas apropiado me permito la osadía de comunicarme a través de este blog con d´ont.
Para decirle que en casa echamos de menos el pelador de patatas (que era todo lujo).
Para pedirle que "por favor, tu que tienes mano con ella, hables con la Inés".
El relato omite un hecho clave para entender la irrespetuosa actitud del miembro al cual hace mención. Contra "La pared" donde levanté la patita se amontonaban en gran número (de ahí que siempre me haya sorprendido la omisión de este dato) cajas astilladas, sucias y rotas, como las que se utilizan para portar pescado o verduras (no recuerdo si olía bién o mal porque no llegué a arrimar el hocico). Pena de foto. Por lo demás, por un poquito más de agua no iba a terminar de hundirse.
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