Así como en Lima el casco histórico se degradó considerablemente y sólo ahora está volviendo a ser considerado seguro para el turista, en Cuzco está consagrado al visitante. Y aquí se haya el epicentro de la actividad turística, en la plaza de armas. Plaza que cuenta con (creo) 3 iglesias principales y varias menores o a un tiro de piedra. Pero además de las iglesias, algunas reconvertidas en museos o directamente tiendas, en la misma plaza hay restaurantes, discotecas (Mama Africa y Up town), agencias de turismo, tiendas de productos típicos, etc..
Y, claro, aquí el turista es el rey. En un cuarto de hora andando alrededor de la plaza debe haber como una treintena de alojamientos, quizá más. Se puede encontrar casi de todo, lugares fashion total como el Fallen Angel, pubs irlandeses, restaurantes vegetarianos, e infinidad de garitos más locales donde se pueden comer dos platos por unos 2 soles (como 40 cts).
Mezclados con las atracciones turísitcas y formando, en muchos casos, parte de ellas están los mercados. A mi, particularmente me recuerdan los de mi ciudad natal hace unos 30 años, con gran cantidad de gente vendiendo todo tipo de productos, pero con mucho más color, por supuesto. Aparate de los mercados tradicionales, donde se venden artículos de utilización común y todo tipo de alimentos hay mercados de artesanías, donde los lugareños tienen puestos donde exponen todo tipo de productos típicos: prendas de lana (los típicos gorritos, jerseys, etc), tallas de plata, de madera, instrumentos musicales, es decir, nada que no se pueda encontrar en España en cualquier mercadillo.Mi recuerdo más penoso y sin embargo uno de los más atractivos de Cusco, fue la aproximación en tren a la vuelta de Macchu Picchu. Cusco está en una hondonada por la que el tren va bajando en zig zag dando, alternativamente marcha adelante y atrás mientras se contemplan las luces de la ciudad abajo y unos barrios muy poco glamourosos y turísticos a la vera del tren. Esto hace que los últimos 10 km de trayecto se recorran en más de una hora. Para los pasajeros del tren era un momento de excitación, queriendo tomar fotos mientras que para un humilde narrador, agotado por tres horas de diarrea y vómitos, era la oportunidad de comprobar cuántas bolsas para el mareo se guardaban en el tren. De los dos días que restaban, uno lo pasé en la habitación del hotel, sin tomar más que un caldo que me prepararon y suero. También me dieron oxígeno, no era necesario, pero me sentó muy bien.
Podría comentar más cosas, glosar el barrio de San Blas con sus cuestas y pendientes, comentar la prohibición de la venta ambulante, un verdadero drama para toda la gente que viene de los pueblos de alrededor a vender cosas a los turista (una semanita durmiendo en la calle y vuelta al pueblo) pero llevo con esta entrada en borrador demasiado tiempo. Entonces, para terminar, un par de detalles, en los alrededores de Cusco se puede ver Saqsahuamán, la antigua ciudad fortificada Inca y varios enclaves arqueológicos más. Allí si que hay piedras grandes, si queréis ver fotos, pedidlas y las colgaré. El otro detalle, ésta es la bandera de Cusco. ¿Os suena?
Hay quien quiere cambiarla ¿por qué será?.
5 comentarios:
Ya sólo me queda una entrada sobre el viaje a Perú: la selva (amazónica por más señas).
En vez de añadir PD, voy a poner comentarios. Así no se queda ninguna entrada sin comentar XD.
No sé cómo se entera Heptafon de que hay entrada nueva, pero casi siempre es el primero en colocar su comentario.
Me gusta que hables de Cusco y no de Fierenze. Aunque también me gustaría visitarlo.
Hepta, eso del ajiñaera es muy malo, muy malo.
Hepta, eso del ajiñaera es muy malo, muy malo.
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