Citas.

"La vocacion del politico de carrera es hacer de cada solucion un problema. "
Woody Allen

"La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnostico falso y aplicar después los remedios equivocados."
Groucho Marx

"la política es demasiado importante como para dejarla en manos de los políticos profesionales"
Varios autores

jueves, marzo 20, 2008

Interrail (15) Viena


Recordemos: en la anterior entrega contaba como decidimos acortar nuestra estancia prevista en Innsbruck y modificar nuestro plan original para acercarnos a Viena.


El tren nocturno nos dejó en la estación a primera hora de la mañana. Tras dejar las mochilas en las consignas de la estación, salimos para encontrarnos con una lluvia persistente con la que nos recibía la ciudad. No soy consciente de lo que hacíamos para desayunar en las ocasiones en que dormíamos en el tren. Lo más probable es que tomásemos alguna cosa comprada en un supermercado. En esta ocasión, al pasar por una frutería me encontré con unos frutos peludos de los que había oído hablar pero que nunca. Encontré el precio bastante razonable y cuando pedí tres, me di cuenta que Stück significa unidad luego el precio no era por kg, sino por pieza. Acabé comprando uno solo.

Por si un desayuno de un solitario kiwi bajo la lluvia no era suficiente para desanimarnos, quedaba la búsqueda de albergue. A pesar de la experiencia de Venecia no habíamos reservado albergue en Viena. En este caso tuvo que ver también la rapidez en la decisión, literalmente de un día para otro. Despreciando olímpicamente la existencia del teléfono, algo bastante razonable dadas nuestras limitaciones idiomáticas, nos hicimos con un bono transporte para tres días e iniciamos la peregrinación en busca de una plaza en alguno de los tres albergues cuya existencia conocíamos. El billete permitía acceso libre e ilimitado a todos los transportes públicos de Viena, tranvía, metro y autobuses, durante tres días. Luego descubrimos que los controles de acceso eran inexistentes en el caso del métro y puramente advertencias en el caso de los buses o tranvías. Se limitaban a un cartel advirtiendo de una multa de unas 800 pts la primera vez que el inspector encontrase a alguien sin billete y como 18000 la segunda (recordemos que estamos hablando de 1982). Las multas eran disuasorias pero para que os hagáis una idea no había tornos ni puertas en el acceso al metro. La confianza en el ciudadano nos sorprendía, estoy seguro que, de haberlo sabido, hubiésemos tenido la tentación de colarnos por sistema. Pero ya habíamos comprado los billetes (a un precio no excesivo).


Sucedió lo previsible: no había plazas en los dos albergues que fuimos a ver. Muy amables, en el segundo nos dijeron que no intentásemos siquiera el tercero y el cuarto (cuya existencia ignorábamos) durante los próximos 4 ó 5 días. Y el problema era que el tiempo aquí era bastante más desapacible que en Venecia: unos 18º y lluvia intermitente. Con interrail, la primera solución era evidente: viaje de tren de ida y vuelta a algún destino tal que pasásemos la mayor parte de la noche en el tren, a fin de cuentas no era la primera vez que lo hacíamos. Un rápido análisis nos desveló que la estación de Salzburgo era el destino ideal: 4 horas de viaje de ida y otras 4 de vuelta con una hora en medio de margen para no repetir la carrera de la vez anterior. Salida a las 12 am y vuelta a las 9 am.

Como suele suceder, no tengo recuerdos muy precisos de lo que hicimos ese día en concreto, sino que las visitas se difuminan a lo largo de toda la estancia. Se lo que hicimos (más o menos), pero no se exactamente cuándo. Únicamente puedo fijar en el tiempo algunos hechos puntuales, que iré detallando sucesivamente.

De esta manera nos vamos a la estación de Viena la noche del 4 de agosto. Tras recoger lo que necesitábamos de la consigna de la estación, tomamos el tresn de medianoche. Como estaba previsto, con una puntualidad exquisita, llegamos a la estación de Salzburgo a las 4 de la mañana, como hace el tren del video que está rodado en Salzburgo.



La noche era fresca y buscamos algún lugar a cubierto para resguardarnos del relente nocturno. Encontramos un recinto a modo de sala de espera poblado por la cara oscura de la bonita sociedad centroeuropea que hasta el momento habíamos visto. Una quincena de mendigos, alcohólicos y desheredados sin techo se guarecían en aquel lugar. Y allí esperamos, destacando entre ellos incluso en la tenue luz de la sala por nuestra edad, idioma, atuendo y la ausencia del aire de derrota que se podía ver reflejado en sus caras. Algunos dormían, otros deambulaban por el lugar, no recuerdo haber entablado relación con ellos, sí el haber abandonado la sala con cierta regularidad para hacer más llevadera la espera.

De nuevo con puntualidad llegó el tren suizo, en este caso en vez de austriaco como el de la ida, por lo que la exactitud en el horario era algo perfectamente previsible . A la hora prevista, como no podía ser menos regresamos a Viena. En conjunto fue una noche que no recuerdo como especialmente insomne, como la primera, la de Milán- Venecia o el viaje a Innsbruck. Viena nos volvía a recibir con una aire gris y una llovizna suave.

Continuará.

PD. la foto corresponde al museo Albertina, durante mi viaje de 2005. No es la primera foto que cuelgo de aquella estancia.

6 comentarios:

heptafon dijo...

Cuando acabe esta saga, mandaré el total a los implicados en el viaje y a todos los que lo soliciten.

heptafon dijo...

en mal momento colgué esta entrada. De los cinco viajeros, dos no me leen (al menos con asiduidad), otros dos tienen el ordenata jodío.

Y el otro soy yo.

WODEHOUSE dijo...

Pues aquí vengo yo! que ni pincho ni corto. He visto tu foto en el banco pelao de frío!!!!.Nunca es mal momento si la dicha es buena!

Anónimo dijo...

¿kiwis ya de aquella?


me desayuno con la noticia.

Anónimo dijo...

¿Acaeció por allí el famoso robo de las gafas?.

heptafon dijo...

En breve abordaré ese asunto, don't. Revisa tu correo.

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