Interrail (17) Viena 3

Un poco por elección, un poco por necesidad, decidimos pasar la noche por Viena. No era la primera vez que pasabamos la noche esperando un transporte al día siguiente por la mañana. Al menos otras dos veces nos habíamos tirado la noche sin rumbo fijo por una ciudad. Justo dos meses antes, en Oviedo. En aquella ocasión, acabamos encontrando una dependencia abandonada en la estación de Renfe. Y otra vez en Aguilar de Campoo, el año antes, kk, Héctor y yo. Claro que esa noche bien podría merecer otra entrada. En este mismo viaje, Romerales, don't y kk habían pasado una noche al raso en Venecia, pero ya tenían un sitio decidido de antemano: la esplanada delante de la estación, lugar de pernocta de como un centenar de mochileros.


Ahora no. Tras recoger los sacos de dormir empezamos a deambular por la ciudad. Pasamos cerca de la catedral de St Stephan, realizamos algún trayecto en metro. Recuerdo abandonar éste a través de un centro comercial subterráneo desierto y de apariencia fantasmal. Para encontrarnos con la niebla que aparecía en la zona de los museos aumentando la irrealidad de la escena. La escena encajaba como un guante (un guante que quede bien, claro) con el retrato de la ciudad que se registraba en el video de los Ultravox, "Viena", muy famoso por la época.




Acabamos estableciendo parada y fonda en el parque frente a la Votiv Kirche, una iglesia que algún emperador austrohúngaro erigió como agradecimiento por haber sobrevivido a un atentado: un ataque con cuchillo de un nacionalista húngaro. Según Wikipedia, este señor apuñaló al emperador en el cuello mientras daba un paseo por la zona. Al parecer el cuello del uniforme del emperador era bastante rígido y paró bastante el golpe, pero como quedaba mal erigir un monumento al cuello de un uniforme, decidió construir esta bonita iglesia neogótica. En cabecera veis una foto hecha por mí hace un par de años y acá otra sacada de Wikipedia. Por supuesto, en su momento no sabíamos nada de esto, sólo que los bancos parecían cómodos.




Como a eso de las 2.45 establecimos el campamento con los sacos sobre los bancos del parque justo enfrente, como ya he contado en otra ocasión, incluyendo una foto rememorando el evento.

Tras dormir la increíble cantidad de 3 horas y media, poco después de las 6.15, me despertaron unas voces. Alguno de mis compañeros, no recuerdo quien, estaba hablando con unos individuos que resultaron ser alemanes orientales. Esto era bastante inusual, los alemanes orientales no salían así por las buenas del país. Lamentablemente no guardo memorias de nada más que mi extrañeza por esa insospechada compañía, ni idea de cual era su historia, que debía ser, como poco, inusual. Como inusual fue la desaparición durante la noche de las gafas de Onda pesquera romerales. ¿Serían los alemanes del este?.

A estas alturas, y tras dos nochecitas como las narradas, ya estábamos un poco cansados, por lo que decidimos poner punto y final a nuestra estancia en Viena y dirigirnos a nuestra siguiente parada: Salzburgo. Allí esperábamos encontrar plaza en algún albergue, y, alomojó, hasta comida caliente.