Noviembre

Acaba noviembre. Sólo he pasado cinco noches de este mes en casa, el resto, en Barcelona.

En 1993, hace 15 años, fui a pasar un fin de semana en Barcelona, donde hacía como 9 años que no iba. Mi anfitrión, Koné, me dijo, el domingo mientras paseábamos por las Ramblas: "bebe de esta fuente". Cuando así lo hice, añadió: "Esta es la fuente de Canaletas, quien bebe de aquí vuelve a Barcelona". Ni él ni yo imaginamos lo certero de esta profecía.

Mi vida en Barcelona es otra vida, una especie de animación suspendida a caballo entre el trabajo, el hotel y, ocasionalmente, algún restaurante y algunas copas, casi siempre junto con unos colegas de exilio, que, para fortuna mía, resultan ser grata compañía. El pasar tantas horas delante de una pantalla no ayuda mi producción en el blog. Aparte de una somera revisión de las novedades de la blogsfera más próxima, comentando no todo lo que me gustaría, no produzco nada nuevo desde la entrada de la crisis y ERC. Podría escribir de noche y publicarlo al día siguiente, pero, de verdad, no me apetece engancharme delante de otra pantalla cuando salgo de currar. De hecho mi consumo de televisión no supera la media hora de lunes a jueves. Todas las entradas de los conciertos y el black metal estaban escritas y programadas y creo que he escrito más en los comentarios de Angel que en los míos propios.

Tenía un borrador con algunas reflexiones sobre la crisis que he desechado, dejo esa parcela para el blog de Angel. En tierra libertad entro poco, porque lleva mucho tiempo seguir los debates cruzados, un tiempo del que no dispongo habitualmente.

Pues aún me quedan dos semanas cruzando el Eixample, un par de vuelos y dos trayectos en Ave. Y luego, apenas una semana para pasar frío en León. Con lo cual serán una docena larga de noches las que pase en mi casa de Madrid entre los meses de noviembre y diciembre. Cómo no voy a aficionarme a ruidos compulsivos. Incluso estoy barajando el comprarme una guitarra (otra).