Escrito el sábado 13 de diciembre:
Pues me llevé el jodío PC de viaje. Y no hay internet disponible. Manda huevos.
Es igual, lo colgaré luego. Edinburgh está al norte, bastante al norte, como a la misma latitud del sur de Suecia, Esperaba frío, quizá 4 o 5 bajo cero. Pero no. Hace un día gris plomizo y unos 5º sobre cero. A las 4 pm es noche cerrada y una lluvia persistente (por qué la lluvia es persistente y la sequía pertinaz??). En estas condiciones llevar bolsa de compra, la cámara (un pequeño muerto desde que tengo la 40D) y un paraguas es bastante incómodo. Así habrán quedado las fotos, con la cámara mojada… Si además te metes en un mercadillo navideño German style abarrotado de gente, la tarea de hacer una foto se convierte en todo un desafío. La última vez que estuve en esta ciudad fue en 1992, por lo que, en principio es un reencuentro con mis recuerdos.
La habitación del hotel es más bien pequeña pero tiene unas bonitas vistas del castillo. La mañana se ha pasado recorriendo la ciudad vieja y su principal arteria, la Royal Mile. Plagada de tiendas de souvenirs escoceses: kilts, tartan, whisky y toda clase de tonterías a cuadros. Pero también llena de edificios añejos que nos trasladan, haciendo abstracción de los cientos de turistas que pululan, a unos cientos de años atrás. Sin embargo Princess street se ha convertido en un muestrario de franquicias como las que homogenizan las principales calles de las ciudades occidentales: Gran vía, Pelai, Oxfrod street y un largo etc. La globalización es lo que tiene. Al menos las tiendas de souvenirs son diferentes de las de cualquier otro lugar, aunque al 10 kilt que has visto pierden la novedad.
Recorreremos en unos momentos Rose street, a ver si se mantienen los garitos que la poblaban hace 16 años.
Lo publico tal cual. Sin fotos, que todavía no tengo pasadas de raw a jpg.
2 comentarios:
En el cruce entre Pricess St. y Lothian Road había una infravivienda sin baño que habité en el 89. En medio del salón "mock victorian" un camello pelirrojo jugaba al snoker y fumaba trompetas de tres papeles de buena mañana. Tras compartir los buenos días era dificil meterse en el barreño de hojalata para la higiene diaria.
Caro Heptafon: ¡cómo te envidio!
Curiosamente me pillas leyendo a Chesterton, aquí, junto a la chimenea, mientras nuestra mastina enreda en la alfombra con un ovillo de lana roja. Dice el maestro que "Edimburgo, es, por emplear la única expresión capaz de definirla totalmente, una ciudad de imprevistos. Edimburgo me parece una escalera estelar. De ahí el lema que reza en el viejo portón de su castillo, sic itur ad astra.". Vuelvo al whisky y la perra Mora.
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