Interrail (20) Munich 2

Biergarten en Munich. München para los nativos.

Hoy hemos coincididon durante unos minutos los 5 integrantes del interrail en la casa de la madre de don't y onda pesquera romerales. Eso me ha dado energías extra para retomar este proyecto, que está resultando faraónico, de la narración del viaje en interrail de hace más de 26 años. Dios mío, qué viejos nos estamos haciendo....

Cuando cayó la noche nos dirigimos al punto de encuentro con los venezolanos para que nos guiasen al alojamiento. Recorrimos un camino en unos suburbios casi lindantes con el campo y así llegamos a lo que iba a ser nuestro alojamiento: un campo donde se ubicaba una carpa de circo.

Una manta y una colchoneta que deberíamos elegir entre las que quedaban libres. Antes de dormnir, compartimos velada con algunos mochileros. En plan fuego de campamento, desgranaron algunas canciones, aún recuerdo una: Blackbird de los Beatles.

Luego nos dispersqamos para encontrar sitios libres, alguno de nosotros, no se quien, notó los inconfundibles sonidos de una pareja dando rienda suelta a sus efusiones amorosas. Eso era algo así como los encuentros en la tercera fase para unos adolescentes leoneses de comienzos de los ochenta.

El desayuno, a tono con el resto de los servicios, fue frugal: una bebida caliente, te o café y un trozo de bizcocho o una pasta y a rular el resto del día.

Pretendíamos ver el cuadro "el grito" de Munch que, no se por qué extraña razón imaginábamos ubicado en Munich (¿por el nombre? no lo sé) en vez de en Oslo.


Lógicamente nos desengañamos y, a medida que caía la tarde nos limitamos a deambular por la calle peatonal de Munich. Allí, diversos artistas callejeros desgranaban su saber a cambio de unas monedas. Kk, don't y yo mismo nos paramos delante de un compatriota que interpertaba un repertorio pseudo flamenco. No me motivaba lo más mínimo. Consideraba (me pasa casi siempre) que estaba fuera de España y quería descansar de la españolidad. A raiz de esto surgió una discusión y mi mosqueo fue en aumento hasta decidir que estaba mejor sólo. Me fuí. Sin mirar atrás y llegué a plantearme proseguir en solitario el viaje. Quedaba casi la mitad...

No llegué a ver a Angel ni a Onda pesquera. Mi berrinche post adolescente me guió durante una hora por la calle, deambulando sin demasiado criterio hasta que llegó la hora del siguiente tren, el que nos debía conducir hasta Heilderberg. Me dirigí a la estación para recuperar mi mochila y, claro, allí me encontré con el resto. Apaciguado como estaba, decidí olvidar mi enfado y me uní de nuevo al grupo.

Hala, a Heildelberg, a reencontrarnos con el recuerdo del fallecido padre de don't y Onda pesquera. Pues esa fue la ciudad donde cursó estudios de filosofía.