Interrail (21) Heidelberg

foto desde el paseo de los filósofos, Heilderberg

Estas entradas sobre interrail van a trompicones, por épocas. Voy dejando pequeños esbozos por ahí que retomo cuando tengo tiempo y ganas. Si los retomase cuando tengo tiempo o ganas, ya habría acabado de desgranar mis recuerdos, lo malo es que últimamente no coinciden ambas. Se a eso se une que, en general, el blog lo tengo abandonado, Me temo que la conclusión de las memorias del interrail de ¡1982! (recordemos) me da para un plan quinquenal (2006-2011). Por cierto, el pasado sábado 11 de abril nos volvimos a reunir los 5 viajeros originales.

Recapitulemos: tren nocturno de Munich a Heildelberg. Llegada de madrugada, como a las 4.30 am. Lo que supone dormir hasta las 6.30 en la estación, desparramados por la sala de espera. Curiosa esa sensación de "vamos a dormir aquí, ahora que podemos", sin importar demasiado el lugar.

Una vez alcanzadas las 6.30, la ciudad se empieza a desperezar, empieza el transporte público y nos movilizamos: compramos un plano de la stadt y vamos hacia el albergue, que, sobra decirlo, no habíamos reservado. Con Kk a la cabeza, en posesión del mapa, haciendo de guía avanzamos por las calles de Heildelberg, recien amanecidas. Y seguimos caminando, a la vera del río, y seguimos...

-¿pero no estaba más cerca?- interpelábamos a nuestro guía.

-"tranquilos, que es por aquí"- respondía con aplomo.

La vegetación se hacía más densa por momentos, hasta que empezamos a oir extraños sonidos, completados con la visión, ciertamente inesperada, del cuello de una jirafa. No habíamos llegado a Africa, pero sí al zoo de la ciudad, situado como 15 minutos más allá del albergue.

desandando un poco el camino llegamos al albergue en torno a las 7.30, cuando acababan de abrir las puertas, o al menos, llegamos de los primeros a reservar plaza para esa noche. Prueba superada, esta vez la suerte nos sonreía.

De Heildelberg conocíamos la importancia de su universidad y el hecho de ser la única ciudad alemana de cierta entidad (unos 90.000 habitantes en 1945) no bombardeada antes de ocuparse. He leído la historia, ignoro si será o no leyenda urbana, del motivo de tal exención: según parece el general americano al mando de las tropaas invasoras en la segunda guerra mundial, conocía la ciudad por haber estudiado allí su hijo. Cuando llegó la hora del ataque mandó una patrulla de reconocimiento, en vez de bombardear con artillería como era usual. La avanzadilla tropezó con unos adolescentes que defendían el puente. Al ver a los yankis, los soldados sobrevenidos tiraron las armas y se rindieron. Al no encontrar resistencia, simplemente avanzaron y tomaron la ciudad sin destruirla previamente.

Estuvimos dos días en la ciudad, de ella apunto los siguientes recuerdos:

- Por primera vez desde que salimos de Alessandria, una comida con dos platos en el comedoor universitario, nos costó en torno a 2 marcos= unas 80 pts de entonces. Creo recordar que comí pollo asado de segundo.

- Calle peatonal comercial. En aquel entonces me parecía un exotismo ya experimentado en Munich, pero sin precedentes en mi modesto curriculum viajero. Para nosotros era muy cómodo, veíamos tiendas con objetos doblemente inaccesibles, en Alemania por el precio y en España por que no existían. Allí, en los bancos podíamos ver a las alemanas pasar sin gasto alguno. Lo malo era eso, que sólo las veíamos pasar.

- El paseo de los filósofos, por la ladera de la montaña vecina, con vistas al centro de la ciudad. En efecto, la foto de arriba.

Puede que fuese a estas alturas donde empezamos a desinhibirnos y a aprovecharnos de la confianza que los comerciantes tenían en los viandantes y potenciales consumidores. Es decir empezamos nuestra carrera de coleccionistas de sourvenirs incautados. Esto dio lugar a alguna anécdota curiosa. Pero todo a su tiempo, en este momento no creo que pasásemos de algún billete de transporte público y quizá alguna postal.

Nota del 16/10/2009 he sustituido el enlace original que estaba roto por otro: el sitio es el mismo, la foto diferente.