De piratas y censores. (3)

Y qué dicen los consumidores de todo esto. Pues se puede deducir de muchos blogs, y sobre todo, de los comentarios que hacen en las noticias relacionadas con el tema.

Hay propuestas bastante incoherentes: Está el que dice que ya paga por los conciertos y que para él las grabaciones son simplemente un medio de promoción de los mismos. Podría pensar al revés y sería igualmente (in)válido  el razonamiento: me cuelo en los conciertos y compro los discos, porque para mi los conciertos son la promoción de las grabaciones. Este argumento acabaría con los escritores, que no dan conciertos...

Está el más honesto que argumenta que las grabaciones (libros también) son muy caras y que, teniendo una alternativa gratis, pues no hay duda... Las productoras argumentan que a ellos nadie les dice qué precios poner (ya se nota). Pero un riego de mercantilizar el producto es que no te puede extrañar que acudan a otro proveedor de salchichas.

También está el que niega el derecho a la propiedad intelectual reduciendo a los artistas a la categoría de intérpretes o ejecutantes de su propia obra e identifica el componer una canción o escribir un libro al hecho de instalar una cocina. Una versión más suave de esta idea es la que defiende la redefinición del derecho de autor en vista de los medios tecnológicos actuales. Qué habrá que hacer con las películas. Deberán depender sólo de las taquillas y eso reduciría el número de opciones: sólo sobrevivirán los taquillazos y las cinefilias de bajo coste.

Lo cierto es que de imponerse estas tesis, la industria sería severamente afectada y me temo que disminuiría  la población dedicada a la creación de manera profesional. Con la auto producción la calidad de las grabaciones bajaría, sería imposible hacer algunas grabaciones con orquestas y demás, demasiado caras. Un mundo con una multitud de Myspace o similares con infinidad de grupos semiamateurs o cortos caseros. Difícil de seleccionar.  Las nuevas compañías discográficas serían las que eligiesen lo mejor de esa infinidad de proposiciones y las potenciase con mejores grabaciones y facilitase el acceso a los circuitos de actuaciones. Costaría más desarrollar grupos como U2, Metallica, Rolling Stones o Fito capaces de llenar estadios.

Y queda mi opinión. Pensaba dejarla para otro capítulo pero no quiero ser cansino y pesado. No estoy de acuerdo con el todo gratis. Tampoco con el abuso sistemático de la industria de hace unos años así como de su forma de ver el producto cultural como si de salchichas se tratase. Los únicos que sacan realmente tajada de este asunto son las compañías telefónicas con sus ADSL. Hay soluciones, por supuesto, que podrían ser provechosas para todas las partes. Esto es cosecha propia:

• Hay sistemas como Netfix o Hulu en USA que por unos 8 dólares al mes permiten ver películas y series on line con calidad. No se porqué no se aplica ya ese modelo en otros países; bueno, sí, la resistencia de las majors. Imaginad poder ver series como si fuese un DVD, cuando quieras y con los subtítulos que quieras..
• Spotify o Last.fm  proveen el mismo sistema en  música. Falta que no sea tan fácil descargar lo mismo "by the feis".
• Si alguien descarga 100 Gb de internet hay un 100% de posibilidades de que se baje contenidos sujetos a derechos de autor gratis total. Sería fácil dar una tarifa más barata por los primeros 10 Gb (unos 10€ al mes) y  pagar lo de ahora o quizá un 25% más por la tarifa plana (unos 35€ al mes). Esto sí, sujeto a pagar el canon, ya incluido en el precio. Creo que es justo que si alguien maneja un tráfico de 100 Gb al mes pague más que el que utiliza uno o dos Gb al mes.
• El canon digital con este planteamiento debería replantearse o desaparecer. 
• Al final tendríamos el planteamiento de Bowie que ya hace unos años planteó cobrar por la música como por la electricidad, ya que su consumo sigue parámetros similares.
• Esto implica cambios profundos en la industria pero no su desaparición. 
• Para los libros, algo similar: pagar por las novedades un precio justo y una barra libre por el fondo de armario, libros descatalogados que ahora mismo duermen el sueño de los justos porque no sale rentable su publicación y distribución.
• No me parece mal que se facilite la existencia de artistas profesionales que vivan de su creación. Si se impone de manera definitiva el gratis total no habrá escritor que sobreviva sin trabajar en otra cosa. Hay que recordar que los que se hacen millonarios son una minoría, muchos (músicos, cineastas y escritores) simplemente sobreviven.
• Quizá para eso haya que impedir que la gente se lucre a costa del todo gratis, pero si se suprime el derecho de autor (a pesar de sus abusos) volvemos al siglo XVIII y al mecenazgo.

Al final, mucho más escandaloso que el canon me parece el hecho de que haya financieros que se levanten  5.000 millones de dólares   al año. 50 años de SGAE y para una sola persona.

Menudo tubo de entrada, ya cierro, buenas noches.