“Su gran problema no es decir qué somos nosotros sino qué son ellos. Cuando nosotros decimos que somos una nación, y los vascos y los gallegos también lo dicen, se les plantea la cuestión de qué y quiénes son ellos.” J.L. Carod-Rovira (Deia, 17.10.05)
Hablo por mi: Soy alguien que no necesita la muleta de una identidad colectiva para definir su personalidad. Mi identidad como leonés, español o europeo me define tanto como mi miopía, mis dos piernas o mis pies con las puntas hacia afuera. Es algo que me ha sucedido y que asumo pero que no me condiciona. Inquieta un poco adentrarse en los foros catalanistas. Observo un desconocimiento/ incomprensión total de cualquier idea fuera de la realidad que ellos han definido.
Ya lo he escrito en otras ocasiones: los nacionalistas periféricos conservan las más reconcentradas esencias del españolismo más rancio, aunque con otro color. ¿Para cuando las pegatinas de "Catalonia is different"?. Igual ya existen...
Con esta van tres entradas seguidas sobre el mismo tema, y ya me empiezo a aburrir. Es un coñazo toda esta cuestión de las identidades colectivas. Algo de inseguridad y de espíritu gregario adolescente subyace en esta toma de posiciones.
Si a esto le sumamos la campaña levantada por la otra parte, siguiendo la táctica definida por Ángel (quehabladespain.blogspot.com) "negras no mueven y ganan", pues tengo el porqué de estas tres entradas seguidas.
2 comentarios:
A mi también me pasma lo familiares que me resultan los diferentes. Arzallus y Carod, particularmente, son de la familia. ¿Quién no tiene un tio excura por Navidad? ¿Qué decir de ese novio de prima, con sobrepeso? Me fijo en lo anecdótico, porque en lo relativo al carácter, aplico la idea de identidad. Freud llamaba a esas ganas de diferenciarse: narcisismo de las pequeñas diferencias. Una expresión redonda. Me encanta.
Hay quien piensa que el apego al lugar de nacimiento pertenece al mundo de sus sentimientos más íntimos, y quien por el contrario cree que ese apego es su razón de ser o incluso su razón para estar: para estar él y los que con él quieran estar. No se deberían mezclar sentimientos con razones, porque se corre el riesgo de no tener argumentos racionales.
Fíjaos en lo que dijo Artur Mas en el Congreso (lo oí en directo y lo comprobé después): "... Una Cataluña que se siente y se sabe nación porque lo es".
Si mañana al resolver un problema en clase le pregunto a un alumno mío, por poner un ejemplo, por qué cierta función es derivable, confío en que no me conteste imperturbable: "Pablo, esa función se siente y se sabe derivable porque lo es".
Txus, un abrazo.
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