
Pues parece que hay un tipo de nostalgia que no trabaja demasiado en mi. Recorrí todos los lugares donde he vivido en la capital charra. Constaté que alguno no existía y resulta que lo que más me emocionó fue redescubrir un bar que frecuentaba en mis primeros años de facultad y que ya no sabía si existía o era una recreación onírica de una parte de la ciudad. Y, sí, allí estaba los Timbales.
Y también el Tal Cual, y el Paniagua, y el Centenera, el Moderno, el Puerto de Chus, el Pipers, el Callejón, el Jero, el Macondo, el Rastro, el Bequer, el Alcaraván, el Bardo, el Arenas, el Bolero, el Jaramago y tantos otros. Pero no estaba el Rivendel, el Coppelia, el Polopos y al Corrillo lo han cambiado de sitio y sustituído por un MacDonalds. Aún así creo que el balance en este sentido es conservacionista.
Otra cosa es ver los cambios que ha habido en la ciudad: el paseo de las aguas, la cárcel, el botánico, de pista deportiva a campo ¿arqueológico?, la nueva estación, los centros comerciales, incluso la casa de las conchas, abierta...
Así que nada, ahí van unas fotos que dan fe.







PD. la foto de la cabecera es el hotel que ocupa el lugar de la casa de Sánchez Barbero.
10 comentarios:
Por suerte la catedral no ha sido tuneada aunque sigue siendo lugar de ritos tan esotéricos como religiosos. O plató de performances como la de la patafísica de Arrabal.
Salamanca es un dolor en el recuerdo. Mejor dejarla como era.
Desigual pero impagable entrada.
(Creo que no conocí el Tal Cual. Lo que sería extraño).
dv
El tal cual estaba enfrente del Rivendel. En los últimos años (88 y 89) parábamos bastante por allí.
Esta entrada fue escrita de dos veces y luego añadí las fotos, un poco heterogénea si que es, sí.
¿Héctor? ¿H.L.A.P.?
No, Pablo, ese Héctor no, es HVC. Estuvo en mi despedida.
Ha muerto Antonio Vega. No hace ni tres meses que le vi en Barcelona.
"Ha muerto Antonio Vega. No hace ni tres meses que le vi en Barcelona."
Tranquilo, no creo que haya sido por eso.
Pese a mis reiteradas visitas a Salamanca, no imaginaba que tantos locales sobrevivían. Se puede decir que estoy definitivamente reeducado.
¿Dónde estabas tú entonces?... tomándome un Torres en "El Triciclo", a las cinco o las seis de la mañana.
kk
Hacía mucho que no visitaba tu blog, pero no he podido menos que dejar un comentario en esta entrada nostálgica. Yo visito Salamanca más que vosotros (pero no mucho) y estoy de acuerdo con Sarapo: mejor dejar aquella, la de verdad (nuestra verdad) en el recuerdo. La de hoy es un decorado. Siempre lo pienso cuando paso frente al Santa Ana (de este superviviente te has olvidado, hepta) y no hay nadie sentado en las aceras, ni siquiera Sebas, fumado, hablando de culitos, de Tom Waits, de sus agobios. El botellín de Mahou reinaba.
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