Guilin. El paisaje

Llegados a este punto del viaje habíamos recorrido dos ciudades de un tamaño superior a casi cualquier capital europea. El entorno "natural" de China sólo lo habíamos visto desde el avión. Cuando aterrizamos en Guilin nos dijeron que era la ciudad más pequeña de todo nuestro recorrido, apenas 650 mil habitantes.

Pero el primer día nos acercamos a Daxu, un pueblo por el que han pasado los años pero donde una parte retiene algo de la esencia de siglos pasados.

Primero una visita al río donde se bañaban con chalecos salvavidas. Si sólo se puede tener un niño, hay que cuidarlo.

Con un lugareño que se tomó confianzas conmigo. Cerca de este lugar estaba aparcado un Hummer, que debía ser de algún lugareño al que le habían ido bien las cosas y había emigrado.

Y esto era el aspecto de parte del pueblo. No sólo el motocarro es muestra de la modernidad, también la TV que había en todas las casas. Pero poco más. No se si el lugar está conservado para los turistas porque no coincidimos con ninguno (aparte de nuestro grupo, claro está).

Crucero por el río Li. El paisaje es como se ve: impactante, con esos pedazos de roca cubiertos de vegetación. Y el río una auténtica romería de turistas. El día, con mucho calor y neblinoso no era quizá el más indicado para las fotos, pero es lo que hay.

Esta vista parece ser que es la del billete de 20 yuanes.

En las orillas, el turismo desaparecía y los lugareños ofrecen una estampa de siglos de antigüedad.

Otra imagen milenaria son los cultivos de arroz.

Con los campesinos que lo recogen, claro.

Y cierro con una imagen de la cueva de la flauta de bambú. El único sitio donde no llovía ese día. Como en todas las cuevas que he visto la imaginación para dar los nombres es notable. Quizá el más estrafalario era "ciempiés asustado por espejo sagrado". En cualquier caso las iluminación era casi el 50% del atractivo.

Esta fue la única región de China donde nos apartamos un poco de las megaciudades para adentrarnos un poquillo en el campo. Poco fue, desde luego, pero lo suficiente como para atisbar la diferencia de modo de vida entre el campo y la ciudad. Aún visitaríamos otro pueblo más, pero no volvimos a ver campo como cuando el crucero y los arrozales.