sin duda diferente a lo acostumbrado en Japón. Allí nos alojamos en un ryokan, un establecimiento típico japonés con sus baños de aguas termales incuidos. Aquí tenéis una foto de la habitación.
Y podéis ver mi crítica del lugar en tripadvisor.
El día de la cena tradicional. No todo estaba bueno, pero variedad había, desde luego.
Takayama tiene una zona antigua muy bien conservada, con cuatro o cinco calles llenas de casas tradicionales de madera (distrito Sanno-machi) y está rodeada de templos por la parte este, hacia los montes circundantes (paseo Higashiyama). Tiene varios mercadillos y está llena de restaurantes y tiendas entre el río y la estación. Hay también el museo Hida sobre la artesanía local. Además tiene un bosque en las ruinas de un antiguo castillo (Shiroyama park) un auténtico santuario natural pegado al centro histórico (unos 20 minutos andando). Ahí van las fotos.
El jardín de un templo.
Las escaleras que daban a otro templo.
otro jardín de un templo
Vista desde un templo al centro de Takayama.
Este animalito estaba en las antiguas ruinas del castillo.
Una de las calles tradicionales. Estaban llenas de tiendas y turistas, bastantes de ellos españoles, por cierto.
Un tanuki, una especie de tejón japonés a quien se atribuyen algunas cualidades mitológicas.
Otra vista de las calles.
En Takayama hay un minúsculo local de jazz donde daban comidas y copas aprecios moderados (unos 8€ el whisky de malta), el Sugarhill.(calle Ekimae Chuo). Fuimos allí las dos noches que estuvimos.
Desde Takayama se pueden hacer varias excursiones. Con tiempo se puede hacer senderismo y/o alpinismo en el valle Kamikochi.. No tuvimos tiempo para eso así que nos conformamos con ir al pueblo de Shirikawa. Es minúsculo, no deben vivir más de 500 personas, pero como mantiene buena parte de los edificios tradicionales tiene línea de autobuses que pasa por ahí (como hora y pico desde Takayama) y merece la pena pasar una mañana allí.
Ahí van las fotos:
El interior de una de esas casas.
Vista desde el interior de una de esas casas.
El pueblo y el paisaje.
En suma, dentro del recorrido que nos recomendaron en la agencia, me pareció un intermedio muy adecuado entre Tokio y Kioto. Una forma de conocer un poco del Japón menos urbano, aunque Shirikawa no sea un ejemplo típico. Aunque en las fotos no se ven, había unos cuantos turistas, no demasiados. Ah, en Takayama hay un festival muy famoso en Japón, pero ir allí en esa época debe ser difícil.
Vuelvo a insistir en la disponibilidad de contestar las preguntas que se os ocurran, que no deben ser muchas, por los comentarios tanto aquí como en Facebook.
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